El Bosque Nacional de Bussaco es un reino de biodiversidad, está compuesto por cuatro unidades de paisaje (Arboreto, Jardines y Valle de los Helechos, Bosque Reliquia y Pinar del Marqués), así como por un rico conjunto de patrimonio histórico y cultural clasificado como Monumento Nacional.

Con una baja altitud (549 metros), la ubicación geográfica de esta unidad territorial que ocupa 105 hectáreas da lugar a un microclima de temperaturas amenas, elevadas precipitaciones y nieblas matutinas, donde las laderas del sur tienen una vegetación más mediterránea y las laderas del norte tienen una vegetación característica de climas templados.

 

 

Los Carmelitas Descalzos, que ocuparon este territorio, lo marcaron tanto culturalmente como en su paisaje. El Arboreto, resultado de la reforestación de los monjes, ocupa alrededor del 80 % del espacio. Aún quedan algunos ejemplares de roble (Quercus spp), lauroceraso (Prunus lusitanica) y laurel (Laurus nobilis), así como de Cedro de San Juan (Cupressus lusitanica), emblema de este bosque. A partir del siglo XIX, se introdujeron otras especies exóticas, se construyó el «Jardín Nuevo» y se realizaron las calles del «Valle de los Helechos». En el Bosque Reliquia todavía se mantiene, aunque en menor medida, un conjunto de plantas autóctonas que conserva las características de un bosque primitivo antes de la ocupación humana. Aquí, hay tres hábitats distintos: robles, laureles y aladiernas, este último se extiende desde Cruz Alta hasta Passo de Caifás, con zonas de bosques densos que fascinan por su belleza. En este momento, el Pinar, que cuenta con una superficie de 15 hectáreas, se encuentra en reestructuración.

En Bussaco hay unas 250 especies de árboles y arbustos, que componen una de las mejores colecciones dendrológicas de Europa, con notables ejemplares. Esta diversidad permite que el bosque se convierta un refugio para varias especies de fauna, que encuentran protección y comida en el bosque. Desde peces hasta anfibios, reptiles, aves, mamíferos e invertebrados, aquí es posible identificar especímenes endémicos de la Península Ibérica, como la salamandra rabilarga (Chioglossa lusitanica), el tritón ibérico (Triturus boscai), y especies en peligro de extinción, como el aguililla calzada (Hieraaetus pennatus) y el azor (Accipiter gentilis).

En medio de toda esta diversidad, se encuentran el Palace Hotel de Bussaco y el Convento de Santa Cruz, la única Via Sacra de Jerusalén en escala, ermitas y capillas, la cerca, cruceros, fuentes y miradores, que componen un escenario mágico. En este momento, el Bosque Nacional de Bussaco compite en la clasificación de Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO.

 

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